BLEFARITIS
Definición: La blefaritis (del griego “párpado”) o inflamación del párpado consiste, como su propio nombre indica, en la inflamación del tejido que forma el párpado. A menudo su origen se debe a un mal funcionamiento de las pequeñas glándulas que se encuentran en el margen palpebral. En condiciones normales, estas glándulas producen una secreción grasa que ayuda a lubricar la superficie del ojo y la cara interna de los párpados, previniendo la evaporación de las lágrimas. En los sujetos con blefaritis, estas glándulas se hallan obstruidas, sus secreciones quedan estancadas y se forman ácidos grasos que irritan la superficie ocular. El margen de los párpados se muestra en estos casos inflamado y enrojecido. El ojo se irrita y produce secreción mucosa y proteínas, y éstos se acumulan en el margen palpebral, creando a menudo una costra. El acumulamiento de estos materiales proporciona las condiciones óptimas para el crecimiento de bacterias, que a su vez liberan toxinas, que contribuyen a irritar todavía más los párpados y a agravar más el proceso patológico.Por tanto, en la blefaritis se produce una cadena que incluye disfunción de las glándulas del párpado, irritación y formación de pequeñas costras en el margen palpebral, además de infección bacteriana. Si no se detiene el proceso, se produce un empeoramiento progresivo con inflamación dolorosa del margen palpebral, fuertes molestias en la superficie ocular e incluso disminución de la visión.
La severidad de la blefaritis varía considerablemente de unos individuos a otros. En algunos casos representa sólo una discreta molestia, creando una leve irritación de manera intermitente. En otros, es una enfermedad más seria que puede incluso afectar a la visión.
Para entender la enfermedad debemos conocer el lugar en donde se produce El borde del párpado Conozcamos en mayor detalle el borde de los párpados. En la imagen de abajo tenemos un dibujo del párpado superior, cortado y visto de perfil.
Vamos a olvidarnos de algunas estructuras que están en el espesor del párpado, y nos vamos a concentrar en el borde, más o menos donde están las pestañas. Fijándonos de lo más alejado del ojo a lo más cercano, nos encontramos.
- La línea de las pestañas: Están en 2 ó 3 hileras, son pelos bastante gruesos y largos, y se ven fácilmente sin utilizar microscopio. Las pestañas están orientadas hacia el exterior, de forma que normalmente no rozan la superficie del ojo.
- Todavía en la parte exterior del borde, hay unas glándulas sebáceas pequeñas. Pueden desembocar en el mismo folículo de la pestaña, o desembocar al lado. Como el resto de glándulas sebáceas de la piel, produce una secreción grasa que sirve para “hidratar” la zona, y a la pestaña. También existen algunas glándulas cuya secreción no es grasa, sino acuosa, pero para la blefaritis estas glándulas tienen menor importancia. [Ambas glándulas tienen nombres propios: Zeiss y Moll, respectivamente, pero tampoco son términos muy importantes]
- Después hay una zona de separación, donde la piel se va convirtiendo en mucosa (epitelio más delicado, sin queratina, y con más necesidades de humedad).
- Ya en la parte posterior del borde del párpado, muy próximas al ojo, hay unas glándulas especiales, que son quizás las principales protagonistas de hoy: las glándulas de Meibomio. Son glándulas sebáceas como las que he explicado antes, pero tienen ciertas peculiaridades.
- Son mucho más grandes. El cuerpo de la glándula se prolonga bastante en el espesor del párpado
- La secreción grasa, más que para las pestañas, es para la lágrima. ¿La lágrima?. Sí: en la película lagrimal, aunque es en su mayoría agua, hay otros componentes. Y el componente graso es fundamental para que no se evapore demasiado rápido (en el artículo del ojo seco estuvimos hablando del tema). Es pues la principal encargada de la parte grasa de la película lagrimal.
Repasando, el borde del párpado se divide en parte anterior, en donde están las pestañas y unas pequeñas glándulas acompañantes; y el borde posterior, donde están las glándulas de Meibomio, que son grandes y aportan grasa a la lágrima.
CAUSAS DE LA BLEFARITIS
Simplificando el tema, lo primero que ocurriría es una alteración en la secreción de las glándulas. El tipo de secreción grasa (tanto de las anteriores, junto a las pestañas, como las posteriores, las de Meibomio) está alterada. Se entiende que es algo constitucional, una tendencia difusa de todas las glándulas de ese tipo. La parte de la blefaritis que se debe a este problema es el componente seborreico, y si predomina este componente, sería una blefaritis seborreica. Si toda la piel es demasiado grasa, existe una dermatitis seborreica, y en este caso el problema del párpado sería una parte más de un problema general. Hay otras enfermedades (como la rosácea) que producen una blefaritis muy intensa. Aunque es algo, digamos intrínseco, como tener caspa o tener la piel grasa (de hecho, todas estas alteraciones están relacionadas), pueden afectarse por los cambios hormonales. De hecho, el embarazo o los tratamientos hormonales (como los anticonceptivos orales) pueden modificar la blefaritis. El aspecto del borde del párpado es que se le ve muy “graso”, con escamas o placas blandas y “untosas”, con abundante secreción blancoamarillenta en la salida de las glándulas, con las pestañas adheridas entre sí por la grasa.
Propiciado por esta alteración de la secreción glandular, se produce una colonización por bacterias. Esta grasa alterada es un caldo de cultivo excelente para los gérmenes. Puede ser algo más silente y que predomine el componente seborreico (grasa demasiado “abundante y espesa”, que es lo que hemos descrito en el párrafo de antes), o puede que lo que más se note sea la colonización bacteriana. Se produce un mayor enrojecimiento por la irritación directa de las bacterias y sus toxinas. La piel se irrita y descama por la infección superficial, y la raíz de las pestañas se llena de abundantes escamas.
No son “escamas grasas y pegajosas” como lo de antes, sino costras secas, más grandes y visibles sin
microscopio. A veces se forman auténticos collaretes alrededor de las pestañas, y parece como “caspa” en las pestañas. Pero con la piel enrojecida y los ojos irritados, claro. Como lo más destacado son precisamente esta
s escamas, si lo que más destaca es el componente bacteriano se llama blefaritis escamosa. Y debido a que en estos casos la bacteria más importante que causa la infección es el estafilococo, también se denomina blefaritis
estafilocócica.
Pero ojo, eso no quiere decir que en las blefaritis seborreicas no esté el estafilococo. Y por otra parte, hay otras bacterias implicadas, de hecho hay algunas que son más características que el estafilococo para la blefaritis.
A pesar de que ya estoy adelantándome a la clasificación y he explicado las diferencias clínicas entre blefaritis seborreica y escamosa, la verdad es que siempre coexisten ambos componentes, aunque en la exploración nos llame más la antención uno que otro. Están totamente influenciados uno por el otro. La sobreinfección bacteriana altera la propia grasa (más alteración sebácea todavía). Además la inflamación secundaria a la infección produce un estrechamiento de la salida de las glándulas, lo que condiciona más dificultad a la salida de la grasa (que ya fluía con dificultades por ser demasiado espesa). Así, cuanto más se altera la grasa y más se “atasca”, más fácil lo tienen las bacterias para seguir colonizando, ya no sólo en superificie, sino en profundidad en el seno de la glándula. Por tanto, ambos componentes se potencian mutamente.
TIPOS DE BLEFARITIS
Es muy complicado clasificar las blefaritis, debido a los múltiples criterios que podemos encontrar. Voy a dar una visión somera de las principales clasificaciones
ESCAMOSA Y SEBORREICA
Ya hemos hablado antes de los distintos hallazgos de una o de otra. Resaltar que cuando encontramos elementos de ambas hablamos de blefaritis mixta
ANTERIOR O POSTERIOR
Puede haber inflamación preferentemente en la raíz de las pestañas, y hablamos de blefaritis anterior, que puede ser tanto escamosa como seborreica. En este caso, puede afectarse la superficie del ojo si hay mucha colonización por bacterias, pero en caso contrario los síntomas se sitúan preferentemente en los párpados, con enrojecimiento, irritación o picor a ese nivel. Si sólo hay una alteración seborreica no suele dar muchos síntomas
Aquí arriba vemos una blefaritis anterior, donde está principalmente afectada la zona de las pestañas, con enjojecimiento y costras. Aquí habría más componente escamoso (por infección de estafilococos, normalmente) que seborreico.
Si se afectan las glándulas de Meibomio sería una blefaritis posterior. En este caso no puede haber componente escamoso (la infección estafilocócica se sitúa en la raíz de las pestañas, y aquí no hay pestañas), por lo que se sobreentiende que es seborreica. Esta blefaritis recibe otros nombres, como meibomitis, disfunción de las glándulas de meibomio (DGM), espuma de meibomio, etc. Y aunque el cuadro no parezca tan aparatoso como una blefaritis anterior escamosa, por ejemplo, es más fácil que se altere la superficie ocular. ¿Por qué?. Porque, como decíamos antes, las glándulas de Meibomio se encargan de producir el componente lipídico de la lágrima. Si hay meibomitis este componente está alterado y la lágrima es “de mala calidad”, se rompe y no se mantiene homogéneamente repartida por la superficie del ojo. Así, cuando hablamos de la blefaritis como causa de ojo seco, casi siempre hablamos de blefaritis posterior (un problema de las glándulas de Meibomio)
En esta fotografía se ven muy bien los orificios de salida de las glándulas de Meibomio, porque están prácticamente todas con un “tapón de grasa”. Se objetiva bien la separación entre la parte anterior (la zona de las pestañas, que también está afectada porque tienen escamas) y la parte posterior con el exceso de secreción de las glándulas. Por supuesto, y como se ve en la fotografía, puede haber blefaritis anterior y posterior simultáneamente. De hecho, es lo habitual. Por ejemplo, en caso de blefaritis seborreica, hay alteración de las glándulas tanto adelante (pestañas “untadas” en grasa) como atrás (meibomitis)
AGUDA O CRÓNICA
Bueno, creo que se es fácil de entender la diferencia, no hace falta explicarlo. Resaltar que lo normal es que sea un proceso crónico, y a veces hay agudizaciones. En las crónicas de larga evolución aparecen otros signos, como por ejemplo unos vasos sanguíneos dilatados
SÍNTOMASYa los hemos ido describiendo: a nivel del párpado, enrojecimiento, escozor, sensación de irritación, picor, etc. Con el tiempo, pueden perderse pestañas, y en casos graves y muy crónicos se van produciendo cicatrizaciones e irregularidades. Y de forma aguda, la infección del borde del párpado puede llegar a ser muy destructiva:
TRATAMIENTOEn general puede ser bastante insatisfactorio el tratamiento de la blefaritis. Ocurre como en el ojo seco: no curamos la enfermedad, sólo la controlamos. La tendencia de las glándulas del párpado está así, y al dejar el tratamiento lo normal es que los síntomas aparezcan de nuevo.
De todas formas, si el paciente tiene la suficiente fuerza de voluntad como para mantener el tratamiento (que muchas veces tiene que ser a diario), los síntomas tienden a estar bien controlados. Básicamente, consiste en limpiar el borde de los párpados con un jabón. Vamos eliminando el exceso de grasa y las escamitas, y también mantenemos controlada de esa forma la colonización bacteriana. No consiste en frotarse la piel del párpado, sino limpiar la raíz de las pestañas y la parte posterior (hay que cojerle el truquillo para limpiar la zona detrás de las pestañas pero sin tocar el ojo) Ayudando a la higiene del párpado, a veces es útil aplicar calor y hacer un poco de masaje en la zona. El calor hace la grasa menos espesa para que no quede obstruida, y el masaje también facilita su salida. Recordemos que el que esté acumulada facilita la infección.
En raros casos necesitamos tratamientos más agresivos, siempre en ciclos cortos, como antibióticos locales (en pomada, por ejemplo) o incluso en pastillas.
Ahora bien, solemos mandar el tratamiento cuando hay síntomas, o si los hallazgos son muy intensos. Aunque en las fotografías he mostrado algunos casos graves, lo habitual encontrar blefaritis poco intensas con pocos síntomas, o incluso sin síntomas. En este último caso, el tratamiento tampoco nos ofrece muchos beneficios (la blefaritis no se va a eliminar realmente, y no hay síntomas para controlar), y no lo mandamos.
La mejor manera de mantener los párpados limpios es frotándolos suavemente en el área donde se localizan las pestañas, mientras se mantienen cerrados, mediante una pequeña gasa o un bastoncillo de algodón humedecidos e impregnados con jabón. Puede utilizarse alguno de los jabones disponibles en farmacias y diseñados especialmente para la limpieza de los párpados, o simplemente un jabón suave de PH neutro (utilizados habitualmente en la higiene de bebés). La maniobra de limpieza se realizará una o dos veces por día dependiendo de la severidad de la blefaritis. (Fuente:http://es.wikipedia.org/)